Erase una vez una ruta corta que se volvió larga; y es que el camino va tomando sus propias decisiones y nosotros tratando de hacer lo mejor para disfrutarlo.
Todo comenzó con una larga varada del novato y su alarma loca que sin comenzar ya se quejaba y no dejaba que el Elefante (nombre tierno asignado por Julián a su KLR) diera su primer gran paso por la trocha.
Ya todos con las llantas sobre el camino asfaltado empezamos a disfrutar del viaje... foto por allí, foto por allá, un chapuzón pa los que tenían calor y otros pa ganar unos puntos adicionales... (el que lo entendió, lo entendió).
Que no falte la foto en el Atrio de Versalles y de allí iniciamos el recorrido adrenalinoso o vistoso o verdoso o .... como lo quieran llamar, hasta que llego el pare obligado por que Andres (Briceño) se pinchó, pero relax, Emilio y taller ambulante siempre listo.
Llegamos a Montebello buscando donde almorzar, luego la foto en el atrio, un rato de relajamiento y de nuevo en el camino hacia el Retiro. Ya en el Retiro, yo me retiro... :), es decir, me despego del grupo, pero ellos siguieron hacia la Ceja para finalizar luego en Medellin
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